Ya en ocasiones anteriores hemos hablado que hoy en día nuestros hijos o nuestros alumnos aprenden no sólo en el colegio sino que también crean auténticas comunidades de aprendizaje que trascienden las fronteras de las aulas. Y lo que es más interesante, que transcurren en cualquier lugar y en cualquier momento.
Este cambio que trae consigo la revolución tecnológica puede a veces resultar difícil de percibir en el entorno más cercano y cotidiano. A pesar de que muchos de los profesores repiten los esquemas ya caducos del “mejor profesor que ellos tuvieron”, un creciente número de educadores reclama la profesionalización de su actividad, un mayor reconocimiento social y un rol distinto en las aulas. De este modo, muchas veces son los padres los más desorientados.
Quizá alguna de las siguientes conversaciones pueda servir para entender de una manera más cercana ese cambio cultural y profundo que se está produciendo. Quizá sirva también para humanizar y empatizar con la figura de los “nativos digitales” –que son los hijos de hoy– y los “inmigrantes digitales” –que son los padres de ayer, pero también de hoy–.
Estela, una niña de 8 años, observa cómo su madre, Carmen, prepara una tarta en la cocina. El diálogo entre madre e hija es el siguiente:
Este cambio que trae consigo la revolución tecnológica puede a veces resultar difícil de percibir en el entorno más cercano y cotidiano. A pesar de que muchos de los profesores repiten los esquemas ya caducos del “mejor profesor que ellos tuvieron”, un creciente número de educadores reclama la profesionalización de su actividad, un mayor reconocimiento social y un rol distinto en las aulas. De este modo, muchas veces son los padres los más desorientados.
Quizá alguna de las siguientes conversaciones pueda servir para entender de una manera más cercana ese cambio cultural y profundo que se está produciendo. Quizá sirva también para humanizar y empatizar con la figura de los “nativos digitales” –que son los hijos de hoy– y los “inmigrantes digitales” –que son los padres de ayer, pero también de hoy–.
Estela, una niña de 8 años, observa cómo su madre, Carmen, prepara una tarta en la cocina. El diálogo entre madre e hija es el siguiente:
- Carmen: “Fíjate cómo lo hago. Cuando seas mayor tendrás que prepararla tú solita”.
- Estela: “Mmmmm...¡No podré acordarme! ¡Tendré que anotarlo en un papel!”. Tras dudar un segundo, rectifica y dice “bueno, no hace falta". Puedo escribir bizcochos de mamá en Google y algo aparecerá”.
Al volver a casa, después de un cumpleaños Pedro, de 12 años, le cuenta a su padre, Alfonso, que ha grabado un vídeo. Ésta es la conversación que mantienen:
- Pedro: “Lo voy a colgar en Vimeo”
- Alfonso: ¿En dónde? Bueno... ¿pero podré verlo?
- Pedro: “tendrás que darte de alta. Te mandaré un correo y te llegará un hipervínculo. Si haces clic ya podrás reproducirlo...”