Hemos comentado en anteriores post la situación de agentes del cambio educativo como son los alumnos o los profesores, pero… ¿y los padres? Los niños se pasan 985 horas al año delante del televisor, 620 en el ordenador o 547 horas jugando con la videoconsola. Reciben estímulos que son desconocidos para sus padres, los llamados “inmigrantes digitales”, ya que a su edad no contaban con estos medios. ¿Cómo se enfrenta un padre a lo desconocido? Pues como en la mayoría de los casos, lo extraño crea miedo, y los padres quieren alejar a sus hijos del miedo.
¿Pero son realmente las nuevas tecnologías un “desconocido peligroso”? Este forastero ha estado presente en la vida de sus hijos desde que nacieron. Esta convivencia crea tres efectos en los padres: El primero es el temor a lo desconocido. En segundo lugar, precaución por lo que pudieran estar haciendo sus hijos con esas nuevas herramientas y por último, el planteamiento de cómo actuar frente al uso que sus hijos hacen de estas tecnologías, por ejemplo, internet.
Los medios de comunicación han generado en la sociedad un miedo ante los peligros que genera esta facilidad al mundo de la información. Es lógico, ya que con este tipo de acceso a la información, la relevancia de los medios de comunicación disminuye. Un acceso ilimitado supone no tener barreras ante cualquier tipo de información, tanto positiva como negativa y esto genera la necesidad de que exista un cierto control por parte de los padres. Recordando el mito de Ícaro al cual se le dio unas alas de cera y plumas con las que volar. Su padre le advierte que no vuele muy cerca del sol, pero su ansia por tocar el cielo y la falta de límites hizo que el Sol derritiera la cera e Ícaro cayera al vacío. Los padres tienen que poner límites y para ello necesitan realizar una exploración de lo que desconocen.
Esta necesidad de entender el nuevo mundo de sus hijos está produciendo en los padres un proceso de reciclaje, de adaptación a las nuevas tecnologías. Los padres van entrando en lo tecnológico cual turista en museo, para conocer de nuevas una cultura que invade toda su vida. Queda mucho camino por recorrer ya que es muy difícil que los padres puedan seguir el ritmo. Aún los padres de niños muy pequeños están en desventaja debido a la gran velocidad con la que surgen las novedades en el ámbito tecnológico. La generación online irá siempre un paso por delante, por mucho que nos empeñemos en intentar alcanzarlos.
La evolución tecnológica es un presente y los padres deben controlar sin dejar que sus hijos pierdan su verdadera naturaleza tecnológica. Qué mejor control que la escuela, el lugar de educación por antonomasia, sea el encargado de dirigir estos conocimientos online hacia un buen rumbo.
Dejar el miedo atrás y enfrentarse a lo desconocido para compartir con los niños su desarrollo forma parte del proceso evolutivo de las escuelas pero también de los padres. ¿Hasta dónde son responsables? ¿Son un simple reflejo de la sociedad?
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